Marie es una fotógrafa de bodas enamorada de la luz natural y de todo lo que se siente auténtico. Desde niña se perdía observando los atardeceres, fascinada por cómo la luz transforma los colores y las emociones. Hoy, esa sensibilidad es el corazón de su trabajo.
Cree que cada boda tiene su propio ritmo, su propia verdad. Por eso, busca capturar miradas, risas espontáneas, silencios que dicen más que las palabras. Le apasiona fotografiar a las parejas en espacios que sienten como suyos: un jardín, una montaña, un patio lleno de flores o un camino de tierra al caer la tarde.
La hora dorada es su escenario favorito: cuando el sol abraza suave, la piel brilla cálida y todo se vuelve más honesto. Sus fotografías buscan eso: que se vean bonitas, sí… pero sobre todo que se sientan.